El Celta arranca la recta final del campeonato. Ocho partidos y 31 minutos en los que se juega todas sus posibilidades de ascender directamente.
Esta última jornada era clave para saber el nivel de reacción del Celta. Tras una victoria del Valladolid el viernes, en casa del Villarreal B, tocaba ir a por todas en Alicante. Y la verdad, el equipo no salió como se le esperaba. Muy apático, desganado... En fin, cuando todo parecía tocar a su fin, una extraña jugada en la que quedaron dos jugadores tendidos en el terreno de juego acabó con un gol de Míchel, a poco del final, y sin margen de reacción. Un jarro de agua fría, ya que aleja a los del Pisuerga a cinco puntos, recordando el partido aplazado en Cartagena.
Pero no todos está perdido. Como acabo de decir, estamos terceros, a nada del segundo. ¿Cuántos firmábamos, tras las numerosas críticas tras las salidas de Trashorras, Michu, Falcón... estar en la situación que estamos ahora? Recordemos que mucha gente veía al equipo sin opción alguna para el ascenso, y las palabras de nuestros presidente parecían inadecuadas.
Volviendo a la lucha por el ascenso, si nos fijamos en los resultados de la primera vuelta pinchamos los MISMOS partidos que ahora en la segunda vuelta: Las Palmas, Dépor y Hércules, salvo el empate en Huesca, que para mí es un gran resultado, ya que es para mí uno de los feudos más complicados.
A esto le podemos añadir que el Pucela está que se sale, igual que nosotros estuvimos jornadas atrás. Y después de los pinchazos de la primera vuelta (recordemos que estábamos fuera de los play-off, por aquellas), hicimos una racha espectacular, con 14 partidos sin conocer la derrota.
Creo que hay motivos de sobra para ser optimistas. Hay que apoyar a equipo y jugadores en estos momentos difíciles. El sábado a las 20 horas, otro paso más hacia la cumbre. Esperemos que nos llegue el oxígeno.
Y por supuesto, #EuCreoNoCelta.
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